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ACTUALIDAD | 17-11-2021 11:42

Cristina Banegas cada sábado se convierte en Manuelita Rosas

Graciela Camino, directora y realizadora de la dramaturgia, cuenta cómo se llegó a realizar esta instalación teatral llamada Manuela Rosas: destino de exilio, basada en el libro de Lidia González titulado Jamás escribo lo que no debe verse. La gran actriz argentina junto con Elena Gowland la protagonizan por solo cuatro funciones.

Cristina Banegas y Elena Gowland son las protagonistas de la instalación teatral de Graciela Camino, Manuela Rosas, destino de exilio, creada a partir del hallazgo de una serie de cartas que Manuelita escribió a una amiga durante su exilio junto a su padre Juan Manuel en Inglaterra. Se trata de 11 cartas inéditas de Manuelita Rosas envió a su amiga Petronila Villegas de Cordero en Buenos Aires, durante un período que abarca veinte años de su destierro en Londres.

La instalación creada por Camino y que está basada en el libro de Lidia González, Jamás escribo lo que no debe verse, que da cuenta de este hallazgo, se puede ver, por ahora, solo los cuatro sábados de noviembre a las 19 en El Excéntrico de la 18 (Lerma 420, CABA).

"Partimos de una intuición, pensando que era posible armar con esos hilos históricos y documentales, una urdimbre poética", aseguró a Télam Camino sobre la decisión de realizar esta puesta, que cuenta con dibujos en arena de Alejandro Bustos.

Solo una actriz como Banegas podía hacer posible esta puesta
El proyecto nace a partir del hallazgo de 11 cartas inéditas de Manuelita enviadas a su amiga Petronila Villegas de Cordero, durante su destierro en Londres. Manuela Rosas: Destino de exilio se estrenó el 6 de noviembre y se puede ver los sábados de este mismo mes en El Excéntrico de la 18º (Lerma 420, CABA)

"Lo hicimos alejadas de cualquier pretensión académica -agrega-. En ese viaje largo de los ensayos, fuimos encontrando el dispositivo escénico. Con Banegas y Gowland, armamos el telar y empezamos a tejer".

Hablando sobre las relaciones entre lo íntimo y la público, sobre todo en figuras de la relevancia de la hija de Rosas que ocupó un lugar central en la constitución familiar a partir de la muerte de su madre, Encarnación Ezcurra, en 1838, Camino aseguró: "Desde el principio, estuve segura que la intimidad de una correspondencia doméstica y casi nimia en su decir, encubría y también develaba el marco imponente de más de veinte años de historia, en la mirada de una familia que había sido decisiva en la construcción de la patria. Y la jefa de esa familia era Manuela Rosas".

Solo una actriz como Banegas podía hacer posible esta puesta
Graciela Camino, quien dirige la instalación y creó la dramaturgia basada en el libro de Lidia González, Jamás escribo lo que no debe verse.

"Como siempre -señaló-, lo personal es político, y ahí estuvo el desafío. Hacer visible esa tensión. Las visuales de Alejandro Bustos, son la expresión de esa búsqueda, el signo escénico que perfora el mundo doméstico y abre la historia. En esa dirección pensó Wenchi Lazo el campo sonoro de la puesta".

Hablando sobre la historia que hizo posible la pieza, Camino contó: "Las cartas, inéditas hasta hace poco tiempo, y que fueron encontradas por Lidia González, fueron el primer motor. A partir de allí construimos un periplo que va desde la figura brillante de Manuela como reina de un Versalles criollo, con la luminosidad del poder absoluto, hasta sus años ensombrecidos por el olvido en un exilio sin retornos. Otras voces nos parecieron ineludibles, y allí están entonces, sus padres".

"La figura de Manuela, la niña Manuelita, la evocamos como imagen de un cliché de abanico y peinetón. Así la recuerda la historia más popular. Por fidelidad y por urgencia, Manuela se desterró. Desobedeció a su padre en un gesto desafiante: se casó con quien no le estaba permitido, tuvo hijos a una edad imprevista, manejó una economía doméstica basada en la escasez y en la lucha por recuperar algo de lo que los gobiernos de turno habían usurpado a su familia; acompañó a su padre y también tomó distancia de él... Con esta lectura construimos una poética. Para nosotras, mujeres del Siglo XXI, es insoslayable la mirada de género que pone en foco los asuntos íntimos.

Solo una actriz como Banegas podía hacer posible esta puesta

Además destacó que "la construcción del personaje de Manuela está armada sobre la convicción de dejar a la vista del espectador el paso del tiempo y la persistencia de un cuerpo (el de Cristina Banegas) asumiendo sin subterfugios ese devenir".

"Elegí no disimular a la actriz, no recurrir a efectos que enmascaren la ficción. Banegas compone desde la gracia de Manuelita como "Estrellita Federal", hasta ser Manuela en el ocaso londinense. Solo una actriz como ella hizo posible esta propuesta", finalizó

at Redacción Semanario

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