Son una pareja muy unida pero, a la vez, muy independiente, como ellos mismos han confesado. Y hasta el momento, no habían trabajado juntos en cine. Pero el 2021 los encontró rodando su primera película, y como protagonistas. Hablamos de Emilia Attias de 34 años y el Turco Naím Sibara de 55 años, que acaban de presentar Una sola noche, filme que se estrena este 16 de diciembre, bajo la dirección de Luis Hitoshi Díaz y que se rodó en Misiones.
En la avant-première, realizada en Cine Hoyts Dot Ba, Emilia y Naím fueron con su pequeña hija, Gina, de 5 años, que se llevó las miradas de todos por lo histriónica. Juntos desde hace 17 años, cuando una cámara oculta de Marcelo Tinelli los presentó, no solo tienen una hija sino también dos bares que dirigen desde hace años. ¿El secreto para mantener la pareja? “No es que tenemos que hacer un esfuerzo, sucede”, confesó el Turco en una entrevista con Jey Mammon. “Hay un respeto mutuo. Uno nunca le puso palos en la rueda al otro. Mucho compañerismo, no solo el acompañamiento literal sino también el acompañar con decisiones y dejarnos ser”, completó Attias. Y si de amor se trata, el filme también indaga sobre el tema...

¿De qué se trata?
Dos extraños. Una sola noche. Ninguno espera nada de ese día. Lo que aún no saben es que están por vivir un encuentro que podría torcer sus destinos para siempre. Lucía trabaja como asistente ejecutiva en una importante galería de arte en Buenos Aires. Acaba de romper con su novio y va a para pasar la noche de fin de año en Nueva York para olvidar. Quiere evitar pensar que ya tiene 36 años, que el tiempo corre demasiado rápido y se le está escapando, que se encuentra otra vez sola y sus días están atrapados en una rutina que ya no huele a futuro. Por eso va en busca del calor de otro cielo, de otra ciudad.
El avión en el que viaja debe aterrizar por un frente de tormenta y los pasajeros son enviados a un hotel de lujo hasta el día siguiente. En ese hotel, Lucía conoce a Horacio, de 44 años, quien está pasando sus últimas horas en la ciudad antes de emprender el regreso a París, su lugar de residencia. En Francia, Horacio goza de una vida aparentemente perfecta. Vive un presente lleno de confort sin sobresaltos pero también sin emoción ni entusiasmo.

Tras un breve diálogo casual, él la invita a compartir esa estadía improvisada con la única expectativa de disfrutar de mutua compañía por un rato. Esa noche, la última del año, invita a abrir el corazón. Y Lucía y Horacio hacen un pacto: todo lo que digan durante la velada será cierto. En lo que dure ese paréntesis involuntario de sus vidas solo vale la verdad. Saben que el próximo sol va a separarlos, que cada uno seguirá su rumbo y probablemente no vuelvan a verse.
¿Por qué no aprovechar la presencia de un desconocido para ser, por una vez, brutalmente honestos?. En esa apuesta ambos se embarcan ingenuamente, creyendo que no hay nada que perder. Como si la posibilidad de enamorarse no fuese, acaso, el mayor de los riesgos.
at Redacción Semanario
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