Si algo le faltaba lograr a la incansable Michelle Pfeiffer de 63 años era triunfar fuera de Hollywood. Como si sus 12 premios a mejor actriz ganados a lo largo de su carrera no hubiesen sido suficientes, la intérprete estadounidense decidió ir por más y apostar a un nuevo mercado con una idea innovadora.
Mientras espera el estreno de French Exit, filme que debutará en la pantalla grande este mes y en donde interpreta a una gran dama que ahora se queda en bancarrota, Pfeiffer decidió embarcarse en nuevos proyectos: encarnará a Betty Ford en la próxima serie de Showtime, The First Lady, y asumió su rol de empresaria en la industria de la belleza.
La artista que participó de las películas Grease, ScarFace y Batman Returns fundó en 2018 Henry Rose, su propia compañía para comercializar fragancias. El toque distintivo es que su línea de perfumes, aromatizantes para el hogar y bálsamos son sin género, es decir, no se delimitan por ser para el sexo masculino o femenino y los usuarios pueden elegir sin ningún tipo de restricción.
Todo comenzó cuando Michelle se obsesionó con los perfumes que tenía en uno de los baños de su mansión en Los Ángeles mientras transitaba el embarazo de su primer hijo. Quería saber todos los componentes, de donde venían los ingredientes y además leía las etiquetas para asegurarse de que todos los elementos fueran orgánicos y no dañaran su piel.
“Entré en esto pensando que haría un producto totalmente natural a base de plantas pensando que sería lo más seguro. Luego aprendí que no, hay muchos sintéticos seguros que son una opción mucho mejor para la mayoría de las personas”, declaró en una entrevista. Al notar que sus productos eran vendidos, Pfeiffer decidió extender su línea con la creación de velas aromáticas.

La icónica Gatubela aseguró que fue hace tres años el momento en el que sentía que tenía que apostar al mercado de la belleza y cuidado personal: “No porque me estuviera haciendo demasiado mayor, sino porque el espacio se movía mucho. La idea de transparencia para el consumidor se ha arraigado. Pasé de que nadie quisiera siquiera darme la hora a tres casas de fragancias diferentes dispuestas a trabajar conmigo”.

Fog, Last Light y Queens and Monsters son los nombres de algunos de los perfumes que Michelle sacó a la venta. Su último lanzamiento fue Windows Down, con un toque de bergamota y cítricos.
“Estaba conduciendo, bajé las ventanillas y sentí el aire cálido del verano. Me sentí sin ataduras. Me recordaba a cuando saqué la licencia de conducir a los 16 años, esa sensación de dejarse llevar y de dejar que la vida me guíe. Cuanto más mayores nos hacemos, ya no hacemos eso”, comenta la estrella de Hollywood.

Sobre su gusto personal en cuanto a los perfumes que elige, explica: “Me inclino por las más oscuras y ricas en vainilla amaderada y terrosa. Torn, mi primera fragancia y una de las preferidas, tiene un susurro de algo picante, un poco amaderado. Mis favoritas son las complejas”.

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Michelle, casada con el productor David E. Kelley de 65 años y madre Claudia (28) y John (26), logró destacarse dentro de la industria de la belleza sin poner su nombre en ninguna etiqueta de sus perfumes, bálsamos o velas. “Al principio me advirtieron que a las fragancias de famosos no les estaba yendo bien, que la gente no confiaba en ellas. Para mí era importante, porque no se trata de un acuerdo de licencia, que la marca pudiera valerse por sí misma, que todos los ingredientes figuraran en la etiqueta. No quería desarrollar algo que dependiera de mi cara o de mi celebridad”.

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Curiosamente, la reconocida actriz californiana no tenía una cuenta de Instagram. Confiesa que decidió crear su perfil en 2018 por la necesidad de vender sus productos. “No sé si hubiera empezado a usar Instagram si no hubiera lanzado esta marca. Suelo ser muy prudente en las entrevistas. Odio las sesiones de fotos”, confiesa. .
at Redacción Semanario
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