Ya sabemos que es puro simbolismo y casi algo psicológico, y que nada va a cambiar entre el 31 de diciembre de 2020 y el 1 de enero de 2021, pero el solo hecho de dejar atrás en el almanaque este año nefasto ya nos cambia, al menos, el humor.
Verónica Vaira
El 2 de enero volveremos con las cuitas, los dolores, los bolsillos cada vez más flacos, las fuerzas cada vez más extinguidas y, encima, con las vacaciones cada vez más prohibidas o complicadas; pero de acá al 31, juro que voy a celebrar.
Y que alzaré mi copa en Nochebuena, y me abrazaré a mis seres queridos -abrazar, ese verbo que ya casi nos es ajeno fuera de la burbuja personal- pero el 31..., ah, señores, el 31, juro por Dios, la Patria, la rusa, la de Pfizer y toda vacuna que quiera pinchar mi brazo argentino, que voy a bailar como no bailo hace 9 meses, sola, cual loca en el patio, con mi gente, y que haré papelones imitando a Raffaella Carrá o ejercitando el karaoke.
Antonela Fredianelli
Esa era mi normalidad, y la quiero de vuelta, así que empezaré por mi burbuja. Y hablando de burbujas, llegó la hora y voy a destapar ese espumante carísimo que tengo guardado para una ocasión que lo merezca. Y el #chau2020 lo es. Si sobrevivo, nos leemos ya en el 2021... ¡Felicidades!
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