Desde que Victoria Jesús Xipolitakis de 34 años, apareció en los medios, allá por el 2006, junto con su hermana casi idéntica Estefanía y ambas se convirtieron en “las hermanas griegas”, posando desnudas en revistas como Hombre, al día de hoy, han pasado no solo años, sino cambios y tomas de decisiones, Mientras Estefi eligió un perfil más bajo y probó suerte de algún modo en la actuación, Vicky intentó forjarse una carrera mediática, pero a falta de talento no le quedó otra que recurrir al ingenio.
No estamos ofendiéndola si decimos que, realmente, no canta, ni baila, ni actúa, pero sí es una experta en provocar revuelos mediáticos. A veces, incluso, algunos que le juegan en contra, como aquella vez que se metió en la cabina de los pilotos de un avión comercial... Inolvidable.
Sacó un libro que costaba una fortuna, creó una plataforma virtual para “vender” sus productos, y un día se casó con un millonario y disfrutó las mieles del dinero, los viajes por el mundo, las tapas de revistas producida como una diva de Hollywood. Y el 12 de diciembre de 2018 tuvo un hijo precioso llamado Salvador.
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Pero el cuento de hadas terminó con acusaciones de violencia de género y hoy, entre el padre de su hijo, el financista Javier Naselli, y ella hay una guerra judicial por alimentos y algo más... Es más, hoy Naselli la acusa de no dejarlo ver a su hijo:
“Hay un impedimento y una decisión de parte de la madre de aislar a Salvador. De que él no conozca quién es su padre, ni a la familia paterna. La Justicia estableció que yo lo vea tres veces por semana, una hora cada día, y para su cumpleaños dos horas, pero nada se cumple. Solamente no lo hace porque no tiene ganas, o porque está demandando cifras desproporcionadas de dinero que no me corresponden y que la Justicia no le ha otorgado.
Pago todo lo que tengo que pagar para ver a mi hijo, pero yo no tengo por qué mantenerle a ella ningún tipo de estilo de vida, ni nada. La ley le da a ella un tratamiento como a cualquier hijo de vecino, no porque sea famosa va a tener la ley que darle más de lo que le corresponde. Y eso es lo que a ella le cuesta comprender y por eso actúa de esa forma y no me deja ver a mi hijo. Es irracional, no es de una persona normal. No se da cuenta de que le está haciendo un mal a su propio hijo”, dijo Naselli en un programa radial.
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Hasta aquí, la parte fea de los últimos dos años de Vicky. Pero como ella misma dice, “todo lo que das, vuelve”. Y a ella parece que le volvió, porque un día la convocaron de Masterchef Celebrity y hoy, la gente la ve con otros ojos... Incluso los que no la soportaban demasiado ahora se ríen con sus locuras en la cocina y su jueguito romántico con el jurado Germán Martitegui. Creer o reventar: Vicky hizo un éxito... Obviamente no lo hace ella, pero sí está en el programa más exitoso de la tevé de este terrible 2020, algo por lo que muchos pagarían...
Experta en megacanjes en Instagram, Vicky no le esconde el cuerpo a las críticas y cuando salieron a la luz esos audios donde pedía desde maquinitas de afeitar a calditos de sopa, no se achicó, ¡y siguió mangueando...! Pero todo con esa sonrisa que contagia...
“Es una elección de vida. Yo soy así. Jamás me doy por vencida.. Mi lema es: siempre una sonrisa”, dice una y otra vez, y lo repite, incluso, en el programa de Telefe, al que entró aclarando que nunca cocinó hasta que tuvo que hacerle la comida a su hijo. “Así fui aprendiendo, porque a Salvador le cocino yo, siempre”, aclara quien el pasado domingo tuvo que cocinar jabalí y pensó que era un colibrí...
Así, haciendo fuerza con la batidora como si ese aparato no hubiera sido hecho para batir sin esfuerzo, o apalando la masa como si esta necesitara ser castigada por algo, Vicky se fue ganando al público en las redes, porque, al menos, pone esa cuota de humor que todo reality necesita.
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Que le hacen los platos, que hay alguien que cocina por ella... Incomprobable,. Pero sí es verdad que Vicky se hizo necesaria para la producción, por eso duró tanto... Y que la gente la aprendió a querer, y eso, para Victoria, es cerrar un 2020 duro a nivel personal con un mimo.
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