Cuernos de nunca acabar

Había una vez un libro veraniego, playero que le dicen, que Editorial Perfil lanzó allá por diciembre de 2016 y que escribió esta servidora... La idea era que fuera ameno, divertido y que se basara en eso de lo que nadie se salva: ¿la muerte? No, que dije divertido y playero. ¡Los cuernos! Es más, le pusimos Cuernos de título. De puntín al medio, y con una bajada que rezaba: Historias de infidelidad de la farándula argentina (que hicieron historia).

Tal lo dicho, el libro relataba hechos de infidelidad resonantes de la farándula, pero contados de otra manera. Sin embargo, entre un cuerno y el otro, había separadores, y no hablo de terceros en discordia, sino del clásico y siempre rendidor “enigmático” que, en este caso, eran de resolución fácil algunos y no tanto los más...

Pero que yo no iba ni voy a revelar jamás. Primero porque no soy tonta y no quería -ni quiero- comerme un juicio y, segundo, porque cuando alguien no quiere contar algo que hace a su intimidad, no tiene por qué hacerlo otro, al menos no sin mediar una razón harto suficiente.

Cuando tiempo atrás explotó en la tele lo de Emilio Disi e Iliana Calabró, alguien que no fui yo recordó que estaba entre mis enigmáticos de aquel libro y obviamente me invitaron a varios paneles para hablar del tema, pero Disi ya estaba muerto... Y ahora explotó, de boca de Luis Ventura, el tema de Lucía Galán, cuando el gran periodista y presidente de APTRA -y me pongo de pie- en el programa de Alejandro Fantino en América dijo: “El primer embarazo de Diego Maradona fue Lucía Galán... Lucía Galán estuvo embarazada de Maradona antes que Cristiana Sinagra”.

Todos se quedaron de una pieza e imaginaron a Lucía queriendo matar a Ventura, pero no solo no sucedió, sino que la cantante, cuando la fueron a consultar, dijo no tener nada para decir. Yo te creo Ventura, porque en diciembre de 2016 lo escribí en un enigmático de aquel libro, y si lo leen, verán que no es nada difícil de descifrar. Pero yo jamás lo habría contado sin el aval de la protagonista, y sé que Ventura tampoco...

Repito, si uno no quiere contar algo íntimo, nadie tiene por qué hacerlo por uno. A no ser que lo autoricemos. Y yo tiendo a creer que algo de eso hay en esta historia...

En fin, solo tenía ganas de contarlo. Y desde ya, me voy a sentar a esperar a ver si alguno de los otros también explota , en boca de algún colega... Aún quedan varios que podrían dar que hablar. Pero yo, señores, soy una tumba...