Patricia Sosa de 64 años y Valeria Lunch de 68 años, ya habían estado peleadas y ya se habían reconciliado, allá por 2017. Pero ahora, al menos para una de ellas, la gota rebasó el vaso y el cristal, ya quebrado, se rompió.
Como todos los artistas en estos tiempos de pandemia, los shows por streaming son la vía para trabajar. Y Patricia Sosa -junto a su banda- dará un recital el viernes 14 desde las 21:30, pero la fecha original era el 7, solo que debió reprogramarla ya que Valeria Lynch fijó para el viernes 7 su propio concierto a través de la misma plataforma, aunque tampoco era su fecha original: la de Valeria era el 1 de agosto, pero por problemas técnicos se suspendió.
Decepcionada, Patricia dice su verdad: “Me pone mal por la traición de quien supuestamente es tu amiga y no le importa nada. Estoy hablando de Valeria. Yo me puse muy mal cuando estaba viendo su streaming el sábado y se le frustró.
Al otro día me mandó un mensaje diciendo que fue un lío, horrible, y que lo tuvo que reprogramar para el día en que estaba yo a la misma hora porque la ticketera le había ofrecido esa fecha. Yo me quedé helada, no lo podía creer. Entonces, Oscar (Mediavilla, su marido y productor) llamó a la ticketera, y le dijeron que ellos no fueron los responsables, que fue la artista fué la que eligió la fecha", agrega Sosa.
Y sigue: “Me puse muy triste, menos mal que esto no me agarra tan mal parada ya que en este tiempo trabajé mucho el desapego. Porque yo hace años que vengo sufriendo desplantes de Valeria. Si no es por una cosa es por la otra. Millones de llamados que no me contesta, me entero que va a ser abuela y que se separó por las redes.
Ella ya no es mi amiga. No se actúa así con los amigos. Pero yo seguía llamando e insistiendo porque si en una relación alguien no pone amor el otro tiene que poner el doble, hasta que uno se da cuenta de que si no es de los dos lados, no funciona.
Y me cayó la ficha. Si alguien me pone el pie en la cabeza de tal manera que no le importe el sacrificio que estamos haciendo todos los músicos. ¡Y por un capricho! ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Si no tenemos trabajo ni la posibilidad de planificar el futuro trabajo. Cuando hacemos un streaming hay que cuidar al otro. Yo miro los streamings de mis colegas y compro la entrada”.
Finalmente, agrega: “Al no cambiar la fecha me perjudicó mucho. Pero en el corazón me clavó un puñal. Terminé por WhatsApp diciéndole que viendo que no pudo hacer nada le dejaba la fecha, que sea muy feliz y que Dios la bendiga.
Se la dejé, pero ni por ella ni por mí, sino por la gente que había sacado dos entradas para el mismo día. Ahí me empezó a escribir pero yo no quería saber nada más. Me bajó un telón y la bloqueé”, concluye
at Redacción Semanario
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