Thursday 9 de May de 2024
TAPA | 10-07-2021 08:05

Nada es eterno, excepto La Carrá

La frase del título se hizo popular hace años en Italia, y es muy cierta. Y lo comprobamos ahora, que nos toca despedirla. Raffaella murió el lunes 5 de julio víctima de cáncer de pulmón y aquí la recordamos con algo de su historia. Pero es eterna...

La noticia del fallecimiento de Raffaella Carrá sacudió al mundo entero, no solo por lo que representó su figura, sino porque fue algo repentino: padecía una enfermedad hace tiempo, pero desde su entorno nunca lo hicieron público.

La cantante murió el pasado lunes 5 de julio a los 78 años, luego de permanecer internada en la clínica Villa del Rosario a causa de un cáncer de pulmón que le fue detectado hace menos de un año. Sergio Japino, quien fuera su última pareja, fue el encargado de anunciar la partida de la actriz: “Raffaella nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre”.

Nada es eterno, excepto La Carrá
A Raffaella le encantaba la Argentina y estuvo no solo en Buenos Aires -mientras filmaba vivía en el porteño Hotel Bauen- sino en ciudades como Bariloche, que la enamoró y que visitó dos veces con su show.

Asimismo, el coreógrafo que mantuvo una relación de 30 años con Carrá sin oficializar sus rupturas, detalló sobre el pedido de Raffaella de no informar sobre su mal estado de salud. “La suya era una fuerza imparable, que la ha impuesto en la cima del sistema estelar mundial, una voluntad de hierro que nunca la ha abandonado hasta el último momento, asegurándose de que nada de su profundo sufrimiento se filtrara. Un gesto más de amor hacia su público y hacia quienes compartían su afecto, para que su calvario personal no perturbara su brillante recuerdo”.

En diálogo con la agencia de noticias italiana Ansa, Japino describió a la diva como una “mujer fuera de lo común pero dotada de una simplicidad sorprendente. No tuvo hijos pero sí -decía siempre- tenía miles de ellos, como los 150 mil para adoptar gracias a Amor, el programa que más se quedó en su corazón”.

Por último, su expareja señaló que la presentadora había pedido en sus últimas disposiciones “un simple ataúd de madera sin terminar y una urna para contener sus cenizas”. “En la hora más triste, siempre única e inimitable, como su risa abrumadora. Y así todos queremos recordarla”, cerró.

Nada es eterno, excepto La Carrá
Con Jorge Martínez, filmaron juntos en Buenos Aires la película "Bárbara" y con quien siempre se habló de un romance.

En tanto, Luigi de Filippis, uno de sus amigos más cercanos y quien trabajó con ella desde 2001, dio algunos detalles del último adiós a Raffaella. Al cierre de esta edición, martes 6 de julio, comentaba que “será un funeral televisado que se celebrará este viernes 9”. Todavía se están ultimando los detalles del que será su último gran espectáculo y al que está previsto que acudan sus amigos, personalidades y numerosos rostros del mundo del espectáculo y la televisión italiana. El confidente de “Raffa” confiesa que “la noticia de su muerte es casi más importante que la del Papa en Italia”, tras los cientos de mensajes que recibió de fanáticos y celebridades al hacerse público su fallecimiento.

Libertad, libertad:

Nacida en Bolonia el 18 de junio de 1943, Raffaella Maria Roberta Pelloni -tal su nombre real- conquistó el mundo con su talento, transgresión, gracia y diversión, aunque al principio parecía que le esperaba un futuro detrás del mostrador por los trabajos de su familia: su papá era dueño de un bar y su abuela, de una heladería.

Nada es eterno, excepto La Carrá
Sus looks eran objeto de imitación por parte de sus fanáticos.

Sin embargo, torció el destino cuando empezó a mostrar que era muy buena para el baile. Su madre, Iris Dellutri, la inscribió en la Academia Nacional de Danza. A los 9 años viajaron juntas a Roma para visitar a un amigo. Allí conocieron a un director de cine que buscaba a una niña para actuar en la película Tormento del passatto y después de una excelente audición, Raffaella fue contratada. El resto es historia conocida: a los 17 años le llegó su primer gran papel en el filme La Larga Noche del 1943 y en 1963, actuó con Marcello Mastroianni en la película Los camaradas.

Su no a Sinatra:

A Carrá le habían ofrecido protagonizar El Coronel Von Ryan junto al gran Frank Sinatra. Ni bien la conoció, el cantante empezó a seducirla y ella le dijo “no”. “Era amable conmigo, pero no con los demás”, confesó en ese entonces.

También le dijo que no a Hollywood. Pese a la insistencia de los productores que le prometían el oro y el moro, la actriz no se dejó llevar: “A las cinco de la tarde cerraban los estudios y todos se alcoholizaban. Me sentía una marciana, muy incómoda. Ni bebo ni me drogo, por eso Hollywood no era para mí”, reconoció en una entrevista.

Nada es eterno, excepto La Carrá
Juanto a Frank Sinatra.

El fenómeno:

La Carrá -como la llamaban- fue muy querida en todo el mundo. Su espontaneidad conquistó primero Italia, luego España, donde se convirtió en todo un mito en la conservadora sociedad española de mediados de los setenta, y de ahí dio el salto a Latinoamérica, donde se paseó por los programas televisivos más importantes.

Si bien su carrera como actriz fue impresionante, como cantante llegó a todo el mundo. No hay persona que no conozca el 0303 456, Para hacer bien el amor hay que venir al sur; Explota, explota mi corazón o Qué fantástica esta fiesta. La intérprete italiana trascendió las fronteras y se convirtió en un ícono de la cultura popular. Y, claro, como abanderada absoluta de la libertad, en un ícono gay.

En 1975 su fama comenzó a globalizarse. Sus temas eran escuchados y bailados por millones de personas y ella deslumbraba a todos por su manera de disfrutar: bailaba, actuaba, cantaba y contagiaba su alegría. Lo que definitivamente selló su éxito fue atreverse a mostrar una de las partes más pequeñas y más insignificantes del cuerpo: el ombligo.

Nada es eterno, excepto La Carrá
“Las mujeres me tienen simpatía porque no soy una devoradora de hombres: puedes tener atractivo sexual con dulzura e ironía, no tienes que ser Rita Hayworth”.

Esa parte de la anatomía, habitualmente oculta en las pantallas de la época, la colocó en boca de todos, incluido el Vaticano que la censuró porque cuando bailaba la canción Tuca Tuca, el bailarín la acariciaba. Para su época fue una transgresora: se atrevió a ser libre y hablar de la homosexualidad, algo que para ese momento era impensado.

Visitó la Argentina en tiempos de dictadura militar pero antes tuvo que cambiar la letra de uno de sus hits,, y “para hacer bien el amor...” se convirtió en #para enamorarse bien hay que venir al sur”.

Musa de Susana, amiga de Diego:

Luego de llenar estadios y dar conciertos, Raffaella decidió dedicarse de lleno a la televisión. Sus programas más exitosos fueron Milleluci, Tante scuse, Ma che será y Pronto, Raffaella!, este último era un concurso de llamadas telefónicas en directo. En la Argentina se repitió el formato con otra rubia carismática: Susana Giménez, y se llamó Hola Susana.

La última visita al país de La Carrá fue en 2005 y estuvo ni más ni menos que con su amigo Diego Armando Maradona en La Noche del 10, programa que condujo el ídolo por la pantalla de El Trece en 2005 (él había estado en los 90 en el de ella, en Italia). “Gracias a ti por hacerme regresar a la Argentina. Falté físicamente estos 23 años pero en mi corazón, en mis programas, los argentinos estaban presentes”, le dijo al astro al comenzar la charla. “El cariño que tengo aquí es único, es un amor grandísimo e inolvidable, te lo aseguro”, siguió la italiana. Luego, miró al público, y dijo: “Gracias a Diego estoy aquí”. En esa visita al país dio unos shows en el Luna Park.

Nada es eterno, excepto La Carrá
En el 2005 volvió a Argentina para estar en El show de El 10, el programa de Diego Maradona en El Trece. Él en los 90 había ido al programa de Carrá en la tevé italiana.

Décadas antes, en Buenos Aires filmó Bárbara, con Jorge Martínez, mientras ella se hospedaba en el hotel Bauen y, literalmente, no podía caminar por la calle.

En Italia se popularizó hace tiempo la frase “nada es eterno, excepto la Carrá” y vaya que es cierto. Su partida solo es física y Raffaella seguirá estando en nuestros cuerpos, gargantas y corazones cada vez que suene uno de sus hitazos: esos que sabemos, cantamos y bailamos todos, ayer, hoy y siempre.

 

at Redacción Semanario

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